Gn 23:1-2 - "En las manos del alfarero"- Serie Génesis No. 45
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Dios tiene planes y propósitos para cada uno de nosotros. Su Voluntad es maravillosa para con sus hijos. Es la promesa de Dios que la obra que ha comenzado en nosotros la terminará y perfeccionará.
6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Hace unos días hemos perdido a hermanos muy cercanos de la iglesia y cuando pasa eso, podemos escuchar valiosos testimonios sobre sus vidas. Es muy bonito y alentador escuchar que tuvieron vidas dedicadas al Señor. Que lindo haber entregado tu vida al Señor, haberla dedicado a Él y partir a su presencia cuando Él te llama. Podemos darnos cuenta de cómo Dios ha trabajado en estas personas que ahora están con Él.
¿Pero qué hay de ti? ¿Qué tal ha estado esta semana? ¿Has estado adorando a Dios y estando dentro de Sus planes? ¿Algo de tu vida ha estado en transformación o perfeccionamiento de parte de Dios? Creo que todos tenemos áreas donde Dios está trabajando, pero también creo que todos tenemos áreas en las cuáles muchas veces nos resistimos a la obra plena de Dios en nuestra vida.
Y como siempre no solamente estamos luchando nosotros mismos, a veces va a venir el desánimo desde afuera, pueden venir heridas que van a lastimarnos y hacernos tropezar en este camino o recorrido de la fe. A veces puede venir esto de las personas que más quieres o amas. ¿Has sentido desprecio alguna vez? ¿Es fácil servir al Señor cuando eres despreciado o despreciada por terceras personas? ¿Has sentido que lo que haces nunca es bueno o no es útil para algunos o varias personas? ¿Será que se puede servir al Señor aún a pesar de todo eso?
¿Has tenido momentos difíciles en tu vida a causa de tu incredulidad, vacíos o flaqueza en la fe? ¿Dudas o preguntas en tu mente que tal vez hasta el día de hoy no tienen respuesta? ¿Has estado pisando la línea de la incredulidad, donde ya ni siquiera la Palabra de Dios tiene respuestas para ti? ¿Cómo terminará esa vida, apartados de Dios o cerca de Él? En nuestro estudio de hoy, vamos a ver que hubo una persona que pasó muchas cosas similares a las nuestras: desprecio, incredulidad, malas decisiones a causa de su falta de fe en Dios y hasta deshonra de las personas más amadas. Y vamos a ver también cómo llegó a la parte final de su vida. Y seguro que muchos de los versículos de hoy si abres tu corazón, también podrán mostrarte cómo puedes llegar victorioso o victoriosa a la parte final de tu vida. Pero también en esta oportunidad vamos a ver que para que todo esto pueda ocurrir debes simplemente soltarte a las manos de Jesucristo, pero no a la manera que tú quisieras o que nosotros esperaríamos, sino que debes entregarte a Cristo como barro que descansa plenamente en las manos de su alfarero.
En este tiempo hemos estado estudiando Génesis y hemos estado hablando bastante de la gracia de Dios expresada en la vida de Abraham y Sara, y aunque la Biblia se concentra bastante en Abraham, quien recibe una promesa extraordinaria, hoy en nuestro estudio vamos a concentrarnos en la vida de su compañera, en la vida de quién fue elegida por Dios, para que el cumplimiento de todas esas promesas se hagan realidad. Y vamos a ver cómo el Señor fue moldeando a Sara en varias áreas de su vida. Vamos a ver un poquito de la vida de una mujer a quien le llegó el momento de partir, pero vamos a ver que su vida un día fue tomada por el Señor y Él le dio propósitos nuevos y fue obrando en su vida hasta moldearla de acuerdo a su misericordia.
El título del mensaje de hoy es: “En las manos del Alfarero” y está basado en Génesis 23:1-2 y también en muchos pasajes de la Escritura que hablan sobre Sara. Si abres tu corazón a la Escritura también el Señor podría tomar en Sus manos tu vida y podría hacer lo mismo que hizo con esta mujer llamada Sara.
DESARROLLO
DESARROLLO
Dice la Escritura así:
1 Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.2 Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.
La vida física de Sara, la amada esposa de Abraham había llegado a su fin. Por supuesto hablamos sobre lo que la Escritura habla en este versículo, ella murió y Abraham vino a hacer duelo por ella y a llorarla. Hay dolor en el corazón de Abraham por perder a quién fue su compañera, esposa y quien había dejado su propia casa para ir con Abraham. Pasaron tantas cosas en la vida de Abraham y Sara y él ciertamente llora y expresa mucho dolor a causa de su partida.
Pero, ¿Quién es Sara o qué ha caracterizado su vida?, vamos a recapitular un poco de su vida. Lo primero que podemos decir de Sara es que ella empezó realmente muy mal, y esto es así siempre cuando comienzas lejos de Dios.
De las malas ideas a una vida con nuevos propósitos.
De las malas ideas a una vida con nuevos propósitos.
Sara comenzó en una casa donde no se temía a Dios y donde no se honraba o adoraba a Dios. Ella inicialmente se llamaba Sarai y dice la Escritura que fue tomada como mujer por Abraham.
29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca.
Pero también la Escritura detalla un poco más acerca de Sarai y muestra una situación difícil en su vida:
30 Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo.
En aquel tiempo donde el nombre, el heredero, la familia, el cuidado a los padres ancianos y la continuidad del nombre y familia era tan importante, Sarai no podía concebir. No podía tener hijos y de esta manera, este matrimonio entre Abram y Sarai iba a finalizar sin descendencia.
Entonces, un día Abraham fue llamado por Dios a dejar la casa de su padre y a su parentela, quienes servían a falsos dioses, y Abraham y Sara salieron juntos como nómadas, recorriendo la tierra con lo que tenían. Y entonces Abraham escuchó la voz de Dios revelándole lo que iba a hacer con él, y en este plan estaba incluida Sara:
2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Pero aunque esta promesa de por sí es sumamente grande, Dios iba a ser más específico todavía. Dios prometió un hijo a Abraham, un hijo propio y Sara era la esposa de Abraham.
4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
Entonces, con la promesa recibida de Abraham y los años que iban pasando, había grandes preguntas en la mente de Sara y Abraham. El tiempo pasaba y no parecía ser el tiempo en el cual el hijo prometido iba a llegar y Abraham y Sara estaban envejeciendo y no solamente ello, sino que Sara era estéril. ¿Realmente habrá un hijo de ambos? Muchas dudas en el corazón de ambos. Entonces Sara creer tener la brillante solución y le pide a Abraham que tenga un hijo con la sierva y así entonces al ser la Señora de la casa ese hijo se podría considerar también suyo.
1 Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar.2 Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.
Efectivamente Sara no tenía buenas ideas, ella era una mujer que no andaba por fe y tenía un esposo que muchas veces se comportaba igual. Aunque ciertamente Abraham había creído a la promesa de Dios, las dudas de cómo sería el cumplimiento de todo eso daba lugar a imaginar posibles soluciones a su problema.
Sara inicialmente tuvo ideas desastrozas, no sabía lo que estaba haciendo e iba a pagar muy caro con severas consecuencias por sus desatinadas decisiones.
¡Cuánto nos parecemos a Sara! ¡Cuánto nos parecemos al barro que solamente puede verse a sí mismo como nada más que barro, como si no hubiese un Creador que tenga propósitos y que fuese Todopoderoso para cumplir sus promesas sin requerir de nuestras ayuda o más bien de nuestro entorpecimiento a sus planes!
Pero cuando las malas ideas y las malas decisiones abundan en nuestra vida, también Dios es fiel a sus propósitos, sobre todo porque a través de Sara y de su hijo iba a venir el Salvador del mundo. Dios toma lo que es malo para convertirlo en instrumentos de bendiciones eternas.
15 Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. 16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.
Dios cambió de nombre a Sarai. Ella ya no era más Sarai sino Sara. Cuando Dios hace esto no solamente se trata de cambiar el nombre sino que significa que Dios tiene propósitos nuevos para esta mujer. Sara había cometido muchos errores, pero al cambiar de nombre fue tomada por el alfarero quien iba a mostrar que en las tiernas manos de Dios ella sería una mujer bendecida y que bendeciría grandemente al mundo con su descendencia.
Sara había pasado de las malas ideas a una vida con propósitos. Estaba pasando de los errores y consecuencias a ser tomada por el Señor para cambios en su vida y ser de bendición para muchos otros. En este lugar hay mujeres y en realidad todos nosotros, que podríamos pasar también de una vida lejana de Cristo a tener propósitos preciosos.
Lo primero que hemos recapitulado de la vida de Sara es: De las malas ideas a una vida con nuevos propósitos. Pero también hubo más cambios en la vida de Sara:
Del desprecio a ser instrumento en las manos de Dios.
Del desprecio a ser instrumento en las manos de Dios.
Esta mujer llevaba grandes cargas. Cargas que una no puede soportar por sí misma, sino que requiere que el Creador pueda llevarlas. Esta mujer había tenido una vida de bastante angustia por no poder concebir y el resultado de sus malas decisiones iban a llegar pronto. La sierva Agar que sí pudo dar hijo a Abraham empezaba a mirar de una manera distinta a la señora de la casa.
4 Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora.
Sara es víctima del desprecio y aunque hemos estudiado a su tiempo que había responsabilidad en ambos lados, ella recibe el desprecio de la sierva a causa de su cuerpo, ya que no puede concebir o dar hijos a su esposo.
Sara es despreciada por algo en la que ella no puede ciertamente hacer nada. El desprecio de la sierva en esta parte es bastante fuerte. Pero aunque para la sierva u otras miradas Sara es despreciada, para el Creador y Soberano del Universo Sara es pieza principal y es escogida para ser instrumento en las manos de Dios. Lo que desprecia el mundo es lo que toma Dios para hacer grandes obras y maravillas. La edad avanzada y la esterilidad de Sara dicen que no es posible que esta mujer pueda concebir, pero Dios no piensa igual:
19 Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.
El anuncio de Dios es bastante claro y es que Sara sí va a concebir. Pero no solamente a concebir, sino que hay un “pacto” perpetuo, hay una simiente, el cumplimiento de las promesas de Salvación de Dios, que van a venir por la descendencia de Sara. Sara va a ser el instrumento escogido por Dios para este propósito que culmina con la llegada de Cristo.
En nuestros corazones hay cosas que solamente Dios conoce, cargas con las que luchamos solos o solas, pero alguien SÍ las sabe y está pendiente de nosotros. No hay situación que estés a travesando en tu vida que no te permita ser instrumento de Dios para los planes de Su Reino. A veces el obstáculo más grande no es algo que nos pasa o no son las terceras personas, sino nosotros mismos, que no nos rendimos por completo al Señor.
Sara es el mejor ejemplo de que aún siendo despreciada por algunas personas puede ser el instrumento más valioso en las manos de Dios para sus planes y propósitos.
Pero antes de que todo lo anterior se haga realidad, había algo más que era necesario hacer. Se requería cambios en el corazón de Sara. Ya los planes de Dios están dichos, pero falta en la vida de Sara lo más importante:
De la incredulidad a la fe.
De la incredulidad a la fe.
Dios es asombroso. Hace obras que solo Él puede hacer en los corazones.
Quién quiera que seas o lo que hayas hecho Él puede darte un nuevo corazón si tan solo vienes a Jesucristo. Sara necesita un nuevo corazón, requiere pasar de la incredulidad a la fe y va a recibir una visita extraordinaria de Dios para hacerlo.
1 Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra,
Abraham observa algo inesperado, cierto día vienen tres varones caminando hacia su tienda, pero no están de paso tan solo por Abraham, de hecho, como hemos visto en anteriores oportunidades, el Todopoderoso y dos ángeles están ahí por Sara. La evidencia está en el versículo siguiente:
9 Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda.
Y entonces, Dios Quien tiene propósitos para con Sara está en busca de ella y Sara será confrontada con la verdad de Dios y su corazón tendrá que dar una respuesta.
10 Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?
La respuesta de Sara sale de un corazón incrédulo. Ella es ya de edad avanzada. Es estéril y biológicamente ya no puede concebir. Todo juega en contra a Sara y lo que ven sus ojos es una realidad distinta a la misma Palabra de Dios de que ella sí va a tener un hijo. Sara tiene la lucha que tenemos todos: Nuestros ojos o lo que el mundo nos muestra es muy distinto de lo que la Palabra de Dios dice y nos manda a creer. La respuesta de Sara es la risa de incredulidad.
13 Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14 ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. 15 Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.
Esta fue una confrontación directa de Dios a través de Su Palabra con Sara. Fue la comprobación de la derrota espiritual en Sara, pero ciertamente no fue una visita en vano. El Señor de los propósitos tenía que confrontar a Sara con su corazón incrédulo para que luego pueda dar frutos de fe.
Y pasó un tiempo de aquella visita y la Escritura dice que Dios volvió a visitar a Sara para el cumplimiento de sus promesas y para que el mundo sea bendecido a través del hijo que nacería.
1 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado.2 Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.
Los 90 años de Sara y la esterilidad no fueron imposibles para Dios. Pero había algo más extraordinario todavía. Si bien es un gran milagro y demostración de poder vencer al cuerpo y la esterilidad, no se compara con un milagro mayor, que un corazón incrédulo sea totalmente transformado en un corazón de fe.
11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
Esta es la descripción de la lista más grande de personajes de la fe que está en el Nuevo Testamento y en ella está Sara. La confrontación previa de Dios no fue en vano, dio frutos a su tiempo y dice este versículo que Sara “..creyó que era fiel quien lo había prometido” (DIOS).
¿Qué obra es esa que cambia un corazón incrédulo en uno de fe? Es la misma obra que puede suceder con tu corazón el día de hoy. Y esta es la expresión de una mujer dichosa y llena de fe:
6 Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. 7 Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez.
Después de la visita de Dios y la confrontación, hubo un tiempo en el cuál el corazón de Sara fue cambiado y como decía Hebreos hubo fe en Sara y luego pudo decir con gran alegría “..Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo..” Sara había pasado de la Incredulidad a la fe. Sara había pasado de la desconfianza en la Palabra de Dios a creer que era FIEL quien lo había prometido. No era una fe en sí misma, ni en sus medios o a su manera, ya no era la misma Sara de antes, sino que la verdadera fe se centra en Quien lo ha prometido.
A veces nuestra aparente fe o la fe a nuestra manera es el principal obstáculo para un acercamiento sincero a Dios. La fe no es esperar que las cosas se hagan a tu manera, con tus propios beneficios y como pensarías que todo encajaría bien para ti. La fe es esperar en Cristo, aún sabiendo que en sus planes y manos de alfarero él hará lo mejor contigo, aunque a veces esto sea un recorrido difícil y doloroso, mientras vas siendo moldeado o moldeada en sus tiernas manos.
Realmente podríamos hablar de más cosas de la vida de Sara. Hemos elegido algunas, pero esta mujer realmente estaba en las manos del alfarero que estaba obrando en su vida. Podríamos hablar de la “Deshonra a dar honra”. Esta mujer fue deshonrada dos veces por su esposo Abraham cuando por salvar su vida prefirió exponer a Sara hasta el punto de casi perderla y ser tomada por un faraón y en el segundo caso por un rey. Y a pesar de eso, la Escritura muestra que Sara recibiendo deshonra no devolvía mal por mal sino que daba honra a su esposo.
6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
Ella no era una mujer rebelde o rencorosa, aunque para el mundo de hoy parecería locura sujetarse a un hombre que la había expuesto dos veces. Sara en amor sabe perdonar las debilidades de su esposo, sabiendo que es amada por él, pero sobre todo sabiendo cuánto ama ella a su esposo y la honra que no está en juego. Sara en estas situaciones difíciles que no podía controlarlas, tan solo podía esperar que el Señor fuese a su rescate. ¿y sabes? Así fue. El Señor fue a su rescate DOS veces, trayendo juicio, tormento y castigo a la casa de faraón y del rey Abimelec por intentar tomar a Sara por mujer.
No solamente lo anterior, sino que Dios a través de Abimelec restituyó el agravio y la honra a esta mujer.
15 Y dijo Abimelec: He aquí mi tierra está delante de ti; habita donde bien te parezca. 16 Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada.
Sara había pasado muchas cosas en su vida y varios hombres creían que esta mujer podía estar en sus manos, pero para los ojos divinos no era una mujer en manos de los hombres, sino en las manos del alfarero, que cuando era necesario el Señor, fiel a su promesa, de darle un hijo Isaac iba al rescate de su hija. Por algo el nombre tan hermoso de Sara que significa “princesa”. Esa era la panorámica que Dios tenía de ella y ese nombre reflejaba los propósitos de descendencia y bendiciones que vendrían a través de Sara.
Nunca fue dejada a las malas decisiones de los hombres incluyendo las de su esposo, sino que estaba en las manos de Dios.
¿Todavía sigues pensando que estás sola o solo? ¡Cuánto nos falta entregarnos a Jesucristo y confiar en que Él hará cambios en nuestra vida y que nos cuidará con sus brazos amorosos.
Y es de esta manera que llegamos a los versículos del día de hoy y si tendríamos que hacer una última descripción de Sara, esta podría ser:
De la muerte a la vida.
De la muerte a la vida.
1 Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.2 Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.
Sara vivió ciento veintisiete años, y es en realidad la única mujer de toda la Biblia de quién se dice específicamente la edad de su muerte. Esto quiere decir que estuvo junto a su hijo 37 años.
“..Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán” - Finalmente Dios determinó que era suficiente para Sara en este mundo y partió. Pero la parte más impactante es la siguiente: “.. y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.” - Abraham reconocía grandemente a esta mujer, quien fue su esposa y quiere honrarla, y de esto vamos a hablar en el siguiente estudio, pero la última parte de este versículo dice “..y a llorarla” - Esta es la expresión y el dolor de un hombre que ha perdido a quien más ha amado. Esta es la misma palabra que describe el llanto del muchacho Ismael a punto de morir en el desierto y es la misma palabra de llanto que describe a José cuando vuelve a ver a su padre Jacob y llora en su cuello. Hay gran dolor en el corazón de Abraham, pues una mujer dichosa y virtuosa, su esposa, se ha ido.
Pero hemos llamado a este punto en realidad de la “muerte a la vida”. Porque es el reconocimiento final de lo que realmente sucedió. Hubo una mujer que fue bendecida por Dios y tomada en sus manos para propósitos no solamente en esta tierra sino para propósitos eternos. Hoy Sara no está muerta, sino que en su vida y por el paso de la incredulidad a la fe, también ha pasado de la muerte a la vida.
El Creador no tiene planes solamente temporales, sino que todos sus planes son eternos. Sara es la muestra de que Dios obra de forma maravillosa en la humanidad aún cuando caes en tus propios errores y pecados, así como cuando sufres el desprecio.
MEDITEMOS EN LA PALABRA
MEDITEMOS EN LA PALABRA
Hemos visto de alguna manera el resumen de la vida de Sara y hemos tratando de describir algunos aspectos de su vida, y aunque la vida de Sara nos es de ejemplo de cómo Dios puede moldear nuestras vidas como el barro, en realidad el verdadero mensaje está en el “alfarero”. Aquel que está dispuesto a tomar nuestras vidas, limpiar nuestros pecados y hacernos nuevas criaturas.
¿No te gustaría que Dios obre en tu corazón y tu vida así como lo hizo con Sara y Abraham?
¿Habrá barro en esta congregación, el despreciado barro, dispuestos y dispuestas a entregarse a las manos del alfarero? Hemos visto cuán grandes cosas Dios ha hecho con una persona que comenzó al igual que hemos comenzado nosotros, tal vez sin rumbo, con malas ideas, con pecado en su corazón, y afrontando consecuencias, pero que al final pudo ver la preciosa gracia de Dios y donde su vida fue cambiaba por el Señor. Como hemos dicho al inicio, hay áreas en las que nos cuesta entregarnos al Señor. Opiniones personales y obras personales en temas de vida, testimonio, noviazgo, matrimonio, trabajo, salud, no nos permiten muchas veces acercarnos a Dios para que Él realmente nos moldee.
Jesucristo es especialista en convertir personas muertas en personas vivas y va moldeando esas nuevas vidas como un alfarero, a veces serán procesos difíciles, a veces serán procesos dolorosos, pero su final es simplemente hermoso, pero para estar en sus manos debes dejar de estar en las tuyas.
La vida cristiana es comunión con Jesucristo y es entregarte en sus manos por completo. Cuando decimos por completo, estamos diciendo que el Señorío de tu vida sea totalmente para Dios y tú sabes muy bien que hay muchas áreas de tu vida donde Cristo no es el Señor. Este es el momento para entregarnos a él y pedirle que pueda cambiar nuestros cómodos pensamientos en honra para la Gloria de Su Nombre. Ten por seguro que Él va a terminar esa obra y la va a perfeccionar si tan solo te entregas en sus manos.
6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Esa es la promesa de que él va a terminar su trabajo en nuestras vidas.
¿Quién puede llevarte de las malas ideas a los nuevos propósitos en tu vida?
Sólo Cristo. Necesitas, necesitamos de Cristo. Cuando estás en las manos del alfarero, entonces solo Él, puede llevarte de los errores de tu vida a los nuevos propósitos. Vidas destrozadas por nuestras malas decisiones, situaciones complicadas por causa del pecado, pero Jesucristo puede darte nuevos propósitos. Ven a Cristo, deja que Él moldee tu vida, entrégate por completo al Señor.
¿Quién puede llevarte del desprecio a ser instrumento en la mano de Dios?
Sólo Cristo. Él es el alfarero y lo que muchas veces es despreciado por los hombres puede ser el instrumento más precioso en las manos de Jesucristo. Tiene planes para ti. Tiene salvación para ti y para tu familia y tú puedes ser el instrumento para alcanzar a las personas que más amas, puedes compartirles la Palabra del Señor, el evangelio y entonces también podrán conocer la vida eterna. Si te has sentido despreciado o despreciada alguna vez, recuerda que hay manos, las mismas manos del alfarero, que llevó unos clavos por amor a ti. No te sientas despreciado porque para Cristo no lo eres, su vida en la cruz es la muestra más grande de que te ama y puede hacerte un instrumento para la Gloria de Su Nombre.
¿Quién puede llevarte de la incredulidad a los frutos de la fe?
Sólo Cristo. Él alfarero puede tomarte y cambiar todos los aspectos de tu vida. Tan solo si dejaras de ser el barro que quieres ser y confiarías en el Señor y en sus propósitos. La fe es necesaria, es la entrega total al Señor y la expresión máxima de confianza.
¿Quién puede llevarte de la muerte a la vida?
Sólo Cristo y con su sangre preciosa lo ha logrado. Sangre derramada por amor a ti para que de muerte pases a vida.
Entonces tienes que tomar decisiones en tu vida. Sara fue un buen ejemplo de esto, pero tú también puedes alcanzarlo hoy. ¿Quieres ser tu mismo o tu misma quien vaya a cuidar de ti y quien trace tus planes? Yo no, y espero que tu respuesta sincera del corazón sea la misma. Entrégate a las manos de Cristo hoy.
17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Vamos a orar.